Santa Lucía del Camino, Oaxaca a 01 de septiembre de 2024
A: Juan Carlos García Márquez, Presidente Municipal de Santa Lucía del Camino
A: Marcos Freddy López Hernández, Director de la Policía Municipal de Santa Lucía del Camino
Estimados señores,
Escribimos estas palabras con un dolor inconmensurable en nuestros corazones. Somos los padres de Diego Paz, el joven universitario de la Anáhuac, cuyo nombre ahora resuena no por sus logros académicos o por los sueños que albergaba, sino por la brutalidad con la que ustedes permitieron que se le arrebatara la vida.
Diego era nuestro hijo único, una esperanza que ustedes mataron. Era un estudiante de comunicación, un joven que soñaba con transformar la realidad a través de los medios, con ser una voz honesta en un mundo que cada día la necesita más. Los periódicos y canales de televisión que él pudo dirigir algún día jamás conocerán su talento, su pasión, su ética. Cuando decidieron cercenar su futuro, no solo mataron a Diego, mataron también su sueño de cambiar el mundo, de ser un agente de luz y verdad.
El valor de la vida humana es inmenso y sagrado. No existe excusa alguna para acabar con una vida, y mucho menos con la de un joven cuyo único crimen fue no ceder ante la corrupción que ustedes han permitido que florezca en este municipio. Lo que hicieron es aberrante: utilizar supuestos alcoholímetros para catear a personas pacíficas, extorsionarlas y obtener ingresos indebidos. El resultado ha sido la muerte violenta de nuestro hijo, quien solo intentaba escapar para salvar su vida al ver la amenaza que representaban esos delincuentes vestidos de policías.
Diego no merecía morir. Su joven alma no merecía ser destruida de esta manera. Ustedes, quienes tienen hijos, deben comprender que han cometido un acto imperdonable. La sangre de Diego pesa sobre sus cabezas. La sociedad no puede seguir soportando un sistema que permite que los servidores públicos se conviertan en sus verdugos. Cuando matan a un niño, a un joven lleno de vida y sueños, una parte de la humanidad muere también. Cada vez que una vida inocente se apaga por la violencia, el mundo se vuelve un lugar más oscuro, más frío, más injusto.
Como padres destrozados, exigimos justicia. Exigimos que esta carta sea leída por ustedes no solo con los ojos, sino con el corazón, si es que aún queda algo de humanidad en ustedes. Exigimos la renuncia inmediata de todos los responsables de estos crímenes bárbaros que se han cometido bajo su autoridad y mando. Y hacemos un llamado a todos los padres conscientes de este país, especialmente a aquellos del sistema Anáhuac, para que firmen y reenvíen esta carta, exigiendo que estos actos de abuso de poder y corrupción no queden impunes.
La muerte de nuestro hijo Diego Paz no debe ser en vano. ¡Larga vida a Diego Paz en nuestra memoria y en nuestros corazones! Y que su partida sea el inicio del fin de los “alcoholímetros de la muerte” y del abuso de autoridad en Santa Lucía del Camino.
Descansa en paz, hijo. Y que tu muerte ilumine la lucha por la justicia y el respeto a la vida humana.
Atentamente,
Los padres más ofendidos por sus manos sangrientas .