
Tras ser dado de alta del Hospital Gemelli, sigue registrando ligeras mejorías en su respiración, motricidad y voz
El papa Francisco reapareció el domingo 6 de abril por la mañana en la Plaza de San Pedro del Vaticano, dos semanas después de recibir el alta hospitalaria tras estar internado por una enfermedad respiratoria.
Estas fueron las primeras palabras del papa Francisco en la Plaza de San Pedro
“Buen domingo a todos y gracias”, fueron las primeras palabras del pontífice con alguna dificultad desde el altar a los fieles que se encontraban en la plaza durante la misa del Jubileo de los Enfermos.
El papa, que tenía unas pequeñas cánulas nasales para recibir oxígeno, permaneció en una silla de ruedas durante unos pocos minutos, saludando a los fieles católicos que lo esperaban en la Plaza de San Pedro.
Francisco, convaleciente en la Casa Santa Marta desde el pasado 23 de marzo, tras ser dado de alta del Hospital Gemelli, sigue registrando ligeras mejorías en su respiración, motricidad y voz, según los últimos datos aportados por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, ha leído la homilía del papa Francisco en la misa jubilar de los enfermos en la que ha asegurado que “no es fácil” estar enfermo, pero es una “escuela” en la que se aprende a amar y ser amado.
Papa Francisco agradece a médicos y enfermeros
“Queridos hermanos y hermanas enfermos, en este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo. No es siempre fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar, sin pretender y sin rechazar, sin lamentar y sin desesperar, agradecidos a Dios y a los hermanos por el bien que recibimos”, ha confesado.
Francisco se ha dirigido a los médicos, enfermeros y miembros del personal a quienes ha asegurado el Señor les “ofrece la oportunidad de renovar continuamente su vida, nutriéndola de gratitud, de misericordia y de esperanza”.
“Permitan que la presencia de los enfermos entre como un don en su existencia, para curar sus corazones, purificándolos de todo lo que no es caridad y calentándolos con el fuego ardiente y dulce de la compasión”, ha señalado.
Por último, el pontífice ha asegurado que la habitación del hospital y el lecho de la enfermedad “pueden ser lugares donde se escucha la voz del Señor”. “Nos dice también a nosotros: ‘Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?‘”, aseguró.