Las sandías, que fueron exhibidas por primera vez en Oaxaca, están llenas de colorido y plasman el universo pictórico de Rufino Tamayo
Con 33 pedazos de sandías de gran formato, artistas de México y tres países más se reúnen en una exposición para rendir homenaje al pintor mexicano Rufino Tamayo, considerado uno de los pilares del muralismo y de la plástica del siglo XX.
Las piezas de resina que componen “Sandías y color: el legado de Rufino Tamayo” y que tienen como sede el Centro Cultural Universitario, en Guadalajara, fueron intervenidas por artistas plásticos retomando algunos de los elementos de su obra y adaptándolas a su estilo, explicó a EFE la curadora de la exposición Nancy Mayagoitia.
La intención es conmemorar los 30 años del fallecimiento de Tamayo, que se cumplieron en 2021, y a la vez recordar la generosidad y el impulso que dio a las generaciones de artistas más jóvenes, detalló.
“Era importante hacer un homenaje al generoso artista que fue Rufino Tamayo, no nada más por su legado artístico, sino por su legado de generosidad, siempre pensaba en el bien de los demás, y nos dejó (desde) casas hogar hasta museos, creó el Taller de Artes Plásticas que el año próximo cumple 50 años, además de apoyar a la danza y al teatro”, dijo.
Las sandías eran la fruta favorita del artista nacido en Oaxaca (sureste de México) en 1899 y las plasmó en algunas de las piezas de caballete pintadas a lo largo de su carrera, convirtiéndose en un ícono de su obra.
Mayagoitia consideró que Tamayo puso a México en la escena cultural internacional y es importante que las nuevas generaciones conozcan su trabajo y los aportes que hizo a la plástica internacional.
“Queremos que los jóvenes y las nuevas generaciones lo encuentren, sepan cuáles eran sus colores, su fruta favorita y lo relacionen con sus propios conocimientos del arte. Tamayo no fue un artista más, lo llamamos el oaxaqueño universal y ese legado, los artistas querían honrarlo”, dijo.
Color y mexicanidad
Una treintena de artistas de Oaxaca, Chile, Bolivia y Estados Unidos plasmaron en pedazos de sandía imágenes que van del expresionismo hasta lo abstracto, pasando por lo figurativo en las que muestran la influencia que Tamayo tuvo en su obra.
Las piezas, que fueron exhibidas por primera vez en Oaxaca, están llenas de colorido y plasman el universo pictórico de Tamayo en el que prevalecían los elementos prehispánicos, el universo, las figuras humanas, la música, la comida, los paisajes y la naturaleza.
Judith Ríos, artista plástica quien fue alumna de Tamayo, señaló a EFE que hablar de Tamayo es sinónimo de una explosión de colores y de texturas que emergieron de su imaginación pero se alimentaron de la cultura de su natal Oaxaca.
“(Son) los colores Tamayo, la forma Tamayo, su forma de ver, el arte prehispánico interpretado por él, buscaba la pintura por la pintura, el quehacer de la pintura (con), sus colores, sus movimientos, cuando entra en lo abstracto (quiere) encontrar la forma más sencilla para hacer ver esto, fue un artista en toda la extensión de la palabra”, afirmó la artista.
La pintora y escultora mexicana Siegrid Wiese dijo a EFE que la obra de Tamayo buscó plasmar la mexicanidad más allá del regionalismo, un intento en el que las culturas prehispánicas tenían un espacio preponderante.
“Tuvo una colección que él seleccionó, tiene la mirada del artista, piezas prehispánicas pero que tienen un enfoque hacia el arte y el Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo es un lugar muy atractivo porque está enfocado al arte y los colores, es parte de su legado”, concluyó.
La curadora de la exposición, Nancy Mayagoitia, adelantó que la exposición podría ser vista en otros espacios culturales de México y hay intención de que puedan llevarla a un par de lugares en Europa.
“Sandías y color: el legado de Rufino Tamayo” estará en Guadalajara hasta el 17 de octubre.
Con información de López-Dóriga Digital