La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) será presidida por el abogado mixteco Hugo Aguilar Ortiz, quien obtuvo el mayor número de votos durante la reciente contienda electoral, su nombramiento marca un hecho histórico, no solo por su origen indígena, sino también por la postura que ha asumido frente a las tradiciones del Poder Judicial.

Durante su campaña, Aguilar Ortiz anunció que renunciará al uso de la toga en las sesiones públicas de la Sala Superior como un gesto simbólico, en atención a las solicitudes expresadas por comunidades indígenas que visitó durante su recorrido por el país.

“Es algo que me pidieron de manera reiterada en los pueblos que visité: que no me convierta en un funcionario tradicional”, expresó el próximo presidente de la Suprema Corte, quien anteriormente se desempeñó como funcionario del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

La decisión del ministro electo representa una ruptura con la normativa vigente en el Máximo Tribunal, de acuerdo con un decreto presidencial publicado el 8 de abril de 1941 en el Diario Oficial de la Federación, los ministros de la SCJN están obligados a portar una toga de “seda mate negra, con cuello, vueltas y puños de seda brillante del mismo color” durante las audiencias públicas.

Aguilar Ortiz ha subrayado que esta decisión no es un acto de rebeldía, sino una forma de mantener su identidad y compromiso con los pueblos indígenas, evitando repetir los errores de otros representantes originarios que, al ocupar cargos de alto nivel, “terminaron por olvidar sus orígenes”.

Con esta postura, Hugo Aguilar Ortiz inaugura una nueva etapa en la historia de la Suprema Corte, donde la diversidad cultural y la justicia social convergen en un mensaje claro: la dignidad y la identidad no deben dejarse atrás en nombre de la formalidad.