En temporada de lluvias, de julio a septiembre, mujeres y hombres del campo se dan a la tarea de recolectar los hongos que brotan orgánicamente en los bosques templados de Oaxaca.

En una decena de municipios de la Sierra Mazateca esta época es una de las más esperadas no sólo para preparar guisos a base de hongos comestibles, sino también para su uso medicinal y terapéutico.

Las localidades indígenas de San Miguel Huautepec, Santa María Chilchotla, San Antonio Eloxochitlán, San Bartolomé Ayautla, Huautla de Jiménez y Mazatlán Villa de Flores, entre una veintena de localidades de la región Cañada, cuenta con una amplia variedad de hongos silvestres comestibles, los más conocidos son el hongo blanco, hongo Lako’o y el hongo del árbol de jonote.

En la cocina se preparan frescos en tamales, tesmole, y en caldo con verdura y hierbas y también se deshidratan

Por otro lado, están los honguitos sagrados con fines curativos, a partir de saberes ancestrales de las propiedades terapéuticas de la psilocibina. Por su potencial terapéutico —a partir de su componente— son usados en la intimidad familiar, en forma controlada y acompañado de un médico tradicional que funja como intermediario entre lo terrenal y lo sagrado.

De ninguna manera se trata de un viaje psicodélico, no, se trata de un proceso de introspección. Necesario para el cuerpo y la mente, en un mundo de prisa”, comentó don Melquiades, indígena mazateco.

En entrevista con Excélsior, el heredero del conocimiento de sanación comentó que los mazatecos utilizan los hongos con fines curativos, sobre todo aquellos identificados como: “pajaritos”, “San Isidro” y “derrumbe”; los honguitos son considerados “sujetos sintientes”, regalo sagrado, que brota de la Madre Tierra, dijo.

Fuente: Paty Briseño/ Excélsior 

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